La medida de la felicidad
son kilómetros de asfalto
y lineas continuas y discontinuas,
continuas y discontinuas.
Continuas ... discontinuas.
Esta soledad maravillosa e intensa,
envuelta en música y rodeada
de mullido paisaje verde
sólo se experimenta
destrás del cristal
mientras conduzco.
Preciosa carga poética, tanto por la palabra como por la fotografía y su combinación!. Supongo que estarás recopilándolos para un libro para un futuro no muy lejano.
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