No quiero.


Representáis  todo lo que no quiero llegar a ser.

Desde la parte más primitiva y menos racional  nace un profundo NO. No quiero.

No quiero vivir con el cuerpo destemplado sintiendo que la ropa no me templa, no soporto observar esa rutina cansina y gris de "años y paños" pegada a ritmos establecidos desde antes de  los orígenes. No aguanto esa relación tirante entre dos que no se si un día llegaron a ser uno, me  entristece ver como vivís compartiendo piso, siendo unos extraños silenciosos  en mundos distintos y distantes

Digo NO y el corazón me late con fuera sabiendo  lo que es vivir con intensidad lo cotidiano, el roce de dos pieles bajo unas sabanas limpias sintiendo que entre ellas tiembla el universo.

Susurro para mi un NO casi imperceptible ante los días grises que os pasan sin gracia, sin pena ni gloria, sin sobresaltos, viviendo lo establecido y lo correcto. Sois la misa gris de un domingo brillante de primavera, la sombra cuando el cuerpo pide bañarse de sol y los zapatos cerrados cuando los pies  necesitan pisar descalzos la hierba. Sois la muerte en vida, el retirarse antes de tiempo, el bajarse del tren antes de la última parada y quedarse en un anden triste y sin luz a ver pasar otros trenes, otras vidas.
No os culpo, os comprendo. No os rechazo, que bastante tenéis vosotros con soportar lo vuestro.

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