Sin ella.




No pudo seguir adelante sin ella. En este momento era su guía, quien marcaba sus pasos indecisos y temerosos, sin ella no veía la posibilidad de continuar la marcha. Un precipicio se habría a sus pies y no era capaz de determinar el camino correcto. Todo había ido bien hasta llegar aquí, nada hacía prever que la conexión del GPS, de repente, se parase. Definitivamente todos los satélites le habían abandonado.

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