Deseada primavera




El cuerpo me comienza a pedir a gritos sol, luz y playa. Esta grisura de días se intenta apoderar de mí. No lo voy a consentir. No voy a consentir que me roben el mes de junio, la sangre caliente corriendo por las venas ni la tendencia a soñar con otros paisajes. Luchare para que el gris del otoño no me habite en primavera.
Hoy es un día de esos, plomizo, para tomarse un té abrazando la taza. Me niego a tomarlo cuando el cuerpo pide granizado de limón a la sombra de un árbol con los pies descalzos en la hierba. Me niego a los calcetines cubriendo los pies fríos y al edredón cuando lo que quiero es sentir sólo las sabanas sobre la piel. Me resisto a la chaqueta sobre los hombros mientras escribo y a la calefacción del coche a la vuelta del trabajo.
Seguiré resistiendo para que el gris del otoño no me habite en primavera.

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