Ritmos


Chocaba una vez más contra el muro que levantabas.
Yo que había prometido no intentarlo...
pero volvía....,
volvía a reventar todas las costuras,
a escalar sin tregua aquellos silencios
y a caer en todas las trincheras
que escavabas en momentos de desierto.

Y yo, inocente de mi, me repetía,
me convencía que lo podía lograr,
que podía pesar al otro lado de ese muro de ladrillos.
Miraba hacia arriba
y lo seguía intentando.
Lo intentaba una vez más
con la esperanza intacta.

Aún no había aprendido
que tus muros se derribaban escuchando tus silencios,
siguiendo  tu ritmo incierto.
No sabía que la mejor forma de escalar tus murallas
era, con precisión de orfebre, respetando todos tus tiempos.
Así te encuentro al otro lado
en ese estado en que eres la mejor versión de ti mismo,
tan originalmente tu,
tan lleno de caricias de colores,
de sonrisas frescas
 y de palabras sin freno.

Y ahora observo aquellos intentos
y me doy cuenta que solo la vida y la experiencia
logra el exacto punto en el que Te Encuentro,
en el que Me Encuentro

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