Fin de Fiesta.

Fotografía de Montserrat Briansó

 
Todos los sonidos huyeron poco a poco,
discretos abandonaron la sala.
La música apuró el paso,
salió desapercibida
dejando una estela de acordes perdidos sobre la hierba.
Los susurros supieron escapar discretos
entre las miradas furtivas junto a unas risas escandalosas,
que disimulando su prisa, se distanciaban bailando.
Los taconeos imposibles aceleraron el ritmo
para unirse a los bailes que se ausentaban.
El tintineo de las copas
finalizó con un brindis rápido
y unos besos presurosos.
Bastó un sonoro portazo para que entrara el silencio.
Soberano y discreto
abrió una sima en el tiempo,
marcó un antes y un después.

Suavemente rodeo a la orquesta
dejando congelado el momento.
Solo silencio. 
Silencio. 

Cubrió el espacio con una capa pesada,
ocupó sereno mesas, botellas y sillas,
se colgó de las guirnaldas y los globos,
quedó mezclado con el confeti.
Solo. El silencio, continuó la fiesta.

Comentarios

  1. Me ha hecho pensar en la marea subiendo al atardecer, cuando todo el mundo se va de la playa.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Si, tiene similitud. Son esos momentos en los que poco a poco llega la calma después de la tempestad.

      Eliminar

Publicar un comentario

Por si quieres comentar

Lo más leido...